Estamos ante el embalse más grande de la Comunidad de Madrid, no en vano se ha ganado el sobrenombre de “El mar de Madrid” con 426 hm3 de capacidad. Tiene una imponente presa de 134 m de altura desde cimientos que recibe las aguas del rio Lozoya y alberga casi la mitad de agua embalsada de la región.
Es conocido por los pescadores por ser un embalse difícil donde las capturas pueden llegar a ser complicadas, no obstante, cada una de ellas nos dará una gran satisfacción. Si queremos ir a pescar a este hermoso lugar –declarado de aguas libres-, debemos saber que sus orillas y rincones tienen en general un acceso complicado, y en muchos casos deberemos caminar veinte o treinta minutos hasta llegar al agua desde donde podemos dejar el coche. Es por ello por lo que conviene ir ligero, sin mucho material. El vadeador no es necesario en la mayor parte pantano.
Esto, que en principio es un inconveniente, también puede ser algo positivo, pues en no muchos lugares encontraremos tantas reculas y escondrijos donde nadie a buen seguro nadie ha puesto un pie en varias semanas.
Está prohibida la circulación de vehículos en los caminos entre Cervera de Buitrago y el pueblo del Atazar, en este último hay incluso una cámara instalada para leer las matrículas. Tampoco podremos aparcar en el restaurante “El Picachuelo” salvo que seamos clientes, bajo el riesgo de encontrarnos una desagradable sorpresa en el parabrisas.
La zona cercana a El Berrueco es la más accesible, pero en los meses de verano encontraremos muchos bañistas (a pesar de ser una actividad prohibida en este pantano).
Las especies más abundantes son el alburno y el barbo, a los que veremos sin mucha dificultad patrullando las orillas. Este último, es pescado muy habitualmente con pan a flote o con diferentes cebos a fondo. Otros peces que disfrutan de este mar de interior son; el lucio, el blackbass, la trucha común, la carpa común, la carpa royal, el carpín, la boga, el gobio y la percasol.
Particularmente, creo que este lugar, además de poseer una enorme belleza tiene algo mágico que nos devuelve a la pesca más pura en soledad, pudiendo descubrir por nosotros mismos rincones increíbles donde obtener trofeos inolvidables. Los ejemplares que habitan en sus aguas son a veces un misterio, pues con tanta agua y lugares donde esconderse podría haber auténticos colosos escondidos.
Sobre zonas, a los depredadores tendremos que buscarlos en las reculas y cortados, la entrada del río de la puebla es un buen sitio donde tentarlos. En cuanto a los ciprínidos, podremos hacer un cebadero en cualquier zona de playa que dará buenos resultados, no hace falta buscar mucha profundidad pues a veces pasean a dos metros de la orilla.